El inicio de la explotación petrolera en 1972 trajo grandes expectativas para una economía que dependió durante toda su historia de materias primas. El petróleo, a diferencia del banano o el cacao, prometía un flujo de ingresos superior y constante. Durante el boom petrolero de los 70 el país alcanzó tasas de crecimiento de dos dígitos, pero la dependencia hacia el petróleo y los problemas asociados al boom, como un elevado gasto público, déficits fiscales y una mayor deuda externa pública y privada, consolidaron una estructura institucional cuyas consecuencias se sentirían en la dos siguientes décadas. El segundo boom petrolero, por su parte, encontró una economía más dinámica, pero con problemas similares a los de cuarenta años atrás. En relación al primer boom, en esta segunda etapa la economía creció a un ritmo menor, a pesar de que el precio del crudo, en términos reales, se duplicó. La era petrolera en Ecuador empezó de manera definitiva en 1972, cuando se inauguró el Sistema