Los pueblos afro descendientes conforman el 5% de la población de Ecuador. Casi la mitad de afro ecuatorianos viven en tres provincias: Guayas, Esmeraldas y Pichincha. En Imbabura y Carchi hay menos cantidad, pero mayor densidad.
Históricamente, este pueblo ha sufrido
discriminación racial, por lo que cada 18 de septiembre el país celebra el Día
de la Dignidad Afro, en conmemoración de la firma del Decreto de Manumisión en
1858.
El aspecto más visible y conocido de la cultura afro ecuatoriana es la música. Se desarrolló y conservó la música característica de las comunidades afro descendientes que se caracteriza principalmente por el uso de la marimba y tambores.
Son llamados Afro ecuatorianos a los descendientes de los esclavos que llegaron a América. Etimológicamente el nombre de Afro ecuatorianos proviene, de Afros=descendientes de África, gran parte de su población se ha distribuido históricamente en la provincia de esmeraldas y en el valle del Chota, más recientemente hay una importante población en El pueblo afro ecuatoriano, se encuentra ubicado en todas las provincias del país. Originalmente se asentó en Esmeraldas, Imbabura, Carchi ; posteriormente, en los años sesenta, producto de la inmigración, su población habita en las provincias. Otro porcentaje importante, provienen de esclavos llegados en el siglo XVIII desde haciendas en Colombia, la costa y la sierra, que obtuvieron la libertad luego de la década de 1860. Ambos grupos, libertos de Esmeraldas y esclavos en el resto del país, normalmente provenían de los pueblos de áfrica occidental , y tienen apellidos españoles provenientes de sus antiguos amos o apellidos propiamente africanos aunque hispanizados.
El aspecto más visible y conocido de la cultura afro ecuatoriana es la música, está reconocida como patrimonio inmaterial por la UNESCO y se caracteriza por usar marimbas bombos y otros instrumentos . Por un lado, está la música negra de la provincia de esmeraldas ubicada en la costa norte del país. Los hombres y mujeres de esta comunidad cantan relatos y poemas, acompañando sus interpretaciones con movimientos rítmicos del cuerpo, en diversos eventos de carácter ritual, religioso o festivo para celebrar la vida, rendir culto a los santos o despedirse de los difuntos. La música de marimba se toca con un xilófono de madera de palma, equipado con tubos resonadores de bambú, y se acompaña con el cununo (tambor) y las maracas. Este elemento del patrimonio cultural inmaterial está profundamente arraigado en las familias, así como en las actividades de la vida diaria. Por eso, se considera que sus practicantes y depositarios son los miembros de la comunidad en su conjunto, sin distinción de sexo o edad. Las personas de mayor edad de la comunidad desempeñan el papel esencial de transmisores de las leyendas y narraciones de la tradición oral a las generaciones más jóvenes, mientras que los profesores de música supervisan la transmisión de los conocimientos musicales. La música de marimba y los cantos y danzas tradicionales propician los intercambios simbólicos, comprendidos los de alimentos y bebidas. También fomentan la integración a nivel familiar y colectivo, gracias a prácticas ancestrales que fortalecen el sentimiento de pertenencia a un grupo humano específico vinculado a un territorio y un pasado histórico comunes.
Por otro lado están las comunidades negras del Valle del Chota en la sierra norte en la frontera entre las provincias de Imbabura y Carchi en donde se desarrolló el ritmo conocido como bomba del chota, usualmente se la toca con tambores junto con instrumentos de origen español o mestizo, como son la guitarra, el requinto o el giro. En ritmo y velocidad puede variar desde un tiempo ligero bailable hasta una intensidad veloz típica de muchos ritmos africanos o afro-americanos en donde destaca el ritmo y la percusión así como el movimiento de cadera y el bailar pegado en formas eróticas. Otra variación es la llamada Banda Mocha que en sus inicios estuvo compuesta por instrumentos rudimentarios como hojas de naranjo, flautas, machetes, bombo y cornetas hechas de calabazo seco, además de puros, pencos, peinillas, etc.
Es un ritmo que acompaña las fiestas diversas en el Valle del Chota y es muy escuchado especialmente en la Sierra Norte del Ecuador desde Carchi, Imbabura hasta la ciudad de quito donde existe una fuerte comunidad afrochoteña.
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